La Biblia Reina Valera

Isaías 39

Isaías

Indice

Capítulo 40

1


 

  CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.  

 

 

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2


 

  Hablad al corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.  

 

 

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3


 

  Voz que clama en el desierto: Barred camino á Jehová: enderezad calzada en la soledad á nuestro Dios.  

 

 

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4


 

  Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.  

 

 

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5


 

  Y manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; que la boca de Jehová habló.  

 

 

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6


 

  Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo:  

 

 

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7


 

  La hierba se seca, y la flor se cae; porque el viento de Jehová sopló en ella: ciertamente hierba es el pueblo.  

 

 

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8


 

  Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.  

 

 

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9


 

  Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalem; levántala, no temas; di á las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro!  

 

 

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10


 

  He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro.  

 

 

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11


 

  Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente las paridas.  

 

 

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12


 

  ¿Quién midió las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los collados?  

 

 

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13


 

  ¿Quién enseñó al espíritu de Jehová, ó le aconsejo enseñándole?  

 

 

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14


 

  ¿A quién demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia?  

 

 

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15


 

  He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso: he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.  

 

 

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16


 

  Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.  

 

 

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17


 

  Como nada son todas las gentes delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.  

 

 

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18


 

  ¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?  

 

 

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19


 

  El artífice apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas de plata.  

 

 

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20


 

  El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.  

 

 

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21


 

  ¿No sabéis? ¿no habéis oído? ¿nunca os lo han dicho desde el principio? ¿no habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?  

 

 

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22


 

  El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar:  

 

 

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23


 

  El torna en nada los poderosos, y á los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.  

 

 

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24


 

  Como si nunca fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas.  

 

 

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25


 

  ¿A qué pues me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo.  

 

 

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26


 

  Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién crió estas cosas: él saca por cuenta su ejército: á todas llama por sus nombres; ninguna faltará: tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud.  

 

 

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27


 

  ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino es escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?  

 

 

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28


 

  ¿No has sabido, no has oído que el Dios del siglo es Jehová, el cual crió los términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.  

 

 

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29


 

  El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.  

 

 

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30


 

  Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen:  

 

 

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31


 

  Mas los que esperan á Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.  

 

 

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Isaías 41

 

 

 

 

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