La Biblia Reina Valera

Juan 11

Juan

Indice

Capítulo 12

1


 

  Y JESUS, seis días antes de la Pascua, vino á Bethania, donde estaba Lázaro, que había sido muerto, al cual había resucitado de los muertos.  

 

 

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2


 

  E hiciéronle allí una cena y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados á la mesa juntamente con él.  

 

 

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3


 

  Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos: y la casa se llenó del olor del ungüento.  

 

 

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4


 

  Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:  

 

 

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5


 

  ¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos dineros, y se dió á los pobres?  

 

 

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6


 

  Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenía de los pobres: sino porque era ladrón, y tenía la bolsa, y traía lo que se echaba en ella.  

 

 

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7


 

  Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto;  

 

 

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8


 

  Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis.  

 

 

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9


 

  Entonces mucha gente de los Judíos entendió que él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, mas también por ver á Lázaro, al cual había resucitado de los muertos.  

 

 

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10


 

  Consultaron asimismo los príncipes de los sacerdotes, de matar también á Lázaro;  

 

 

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11


 

  Porque muchos de los Judíos iban y creían en Jesús por causa de él.  

 

 

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12


 

  El siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta, como oyeron que Jesús venía á Jerusalem,  

 

 

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13


 

  Tomaron ramos de palmas, y salieron á recibirle, y clamaban: ¡Hosanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!  

 

 

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14


 

  Y halló Jesús un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito:  

 

 

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15


 

  No temas, hija de Sión: he aquí tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asna.  

 

 

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16


 

  Estas cosas no las entendieron sus discípulos de primero: empero cuando Jesús fué glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y que le hicieron estas cosas.  

 

 

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17


 

  Y la gente que estaba con él, daba testimonio de cuando llamó á Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.  

 

 

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18


 

  Por lo cual también había venido la gente á recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal;  

 

 

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19


 

  Mas los Fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovecháis? he aquí, el mundo se va tras de él.  

 

 

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20


 

  Y había ciertos Griegos de los que habían subido á adorar en la fiesta:  

 

 

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21


 

  Estos pues, se llegaron á Felipe, que era de Bethsaida de Galilea, y rogáronle, diciendo: Señor, querríamos ver á Jesús.  

 

 

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22


 

  Vino Felipe, y díjolo á Andrés: Andrés entonces, y Felipe, lo dicen á Jesús.  

 

 

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23


 

  Entonces Jesús les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado.  

 

 

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24


 

  De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.  

 

 

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25


 

  El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.  

 

 

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26


 

  Si alguno me sirve, sígame: y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.  

 

 

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27


 

  Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas por esto he venido en esta hora.  

 

 

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28


 

  Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.  

 

 

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29


 

  Y la gente que estaba presente, y había oído, decía que había sido trueno. Otros decían: Angel le ha hablado.  

 

 

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30


 

  Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, mas por causa de vosotros.  

 

 

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31


 

  Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.  

 

 

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32


 

  Y yo, si fuere levantado de la tierra, á todos traeré á mí mismo.  

 

 

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33


 

  Y esto decía dando á entender de qué muerte había de morir.  

 

 

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34


 

  Respondióle la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?  

 

 

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35


 

  Entonces Jesús les dice: Aun por un poco estará la luz entre vosotros: andad entre tanto que tenéis luz, porque no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe dónde va.  

 

 

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36


 

  Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y fuése, y escondióse de ellos.  

 

 

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37


 

  Empero habiendo hecho delante de ellos tantas señales, no creían en él.  

 

 

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38


 

  Para que se cumpliese el dicho que dijo el profeta Isaías: ¿Señor, quién ha creído á nuestro dicho? ¿Y el brazo del Señor, á quién es revelado?  

 

 

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39


 

  Por esto no podían creer, porque otra vez dijo Isaías:  

 

 

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40


 

  Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Porque no vean con los ojos, y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.  

 

 

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41


 

  Estas cosas dijo Isaías cuando vió su gloria, y habló de él.  

 

 

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42


 

  Con todo eso, aun de los príncipes, muchos creyeron en él; mas por causa de los Fariseos no lo confesaban, por no ser echados de la sinagoga.  

 

 

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43


 

  Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.  

 

 

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44


 

  Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;  

 

 

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45


 

  Y el que me ve, ve al que me envió.  

 

 

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46


 

  Yo la luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.  

 

 

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47


 

  Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.  

 

 

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48


 

  El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.  

 

 

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49


 

  Porque yo no he hablado de mí mismo; mas el Padre que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.  

 

 

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50


 

  Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.  

 

 

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Juan 13

 

 

 

 

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