La Biblia Reina Valera

Hechos 6

Hechos

Indice

Capítulo 7

1


 

  EL príncipe de los sacerdotes dijo entonces: ¿Es esto así?  

 

 

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2


 

  Y él dijo: Varones hermanos y padres, oid: El Dios de la gloria apareció á nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Chârán,  

 

 

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3


 

  Y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven á la tierra que te mostraré.  

 

 

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4


 

  Entonces salió de la tierra de los Caldeos, y habitó en Chârán: y de allí, muerto su padre, le traspasó á esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora;  

 

 

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5


 

  Y no le dió herencia en ella, ni aun para asentar un pie: mas le prometió que se la daría en posesión, y á su simiente después de él, no teniendo hijo.  

 

 

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6


 

  Y hablóle Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían á servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.  

 

 

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7


 

  Mas yo juzgaré, dijo Dios, la nación á la cual serán siervos: y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.  

 

 

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8


 

  Y dióle el pacto de la circuncisión: y así Abraham engendró á Isaac, y le circuncidó al octavo día; é Isaac á Jacob, y Jacob á los doce patriarcas.  

 

 

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9


 

  Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron á José para Egipto; mas Dios era con él,  

 

 

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10


 

  Y le libró de todas sus tribulaciones, y le dió gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa.  

 

 

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11


 

  Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.  

 

 

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12


 

  Y como oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió á nuestros padres la primera vez.  

 

 

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13


 

  Y en la segunda, José fué conocido de sus hermanos, y fué sabido de Faraón el linaje de José.  

 

 

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14


 

  Y enviando José, hizo venir á su padre Jacob, y á toda su parentela, en número de setenta y cinco personas.  

 

 

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15


 

  Así descendió Jacob á Egipto, donde murió él y nuestros padres;  

 

 

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16


 

  Los cuales fueron trasladados á Sichêm, y puestos en el sepulcro que compró Abraham á precio de dinero de los hijos de Hemor de Sichêm.  

 

 

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17


 

  Mas como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había jurado á Abraham, el pueblo creció y multiplicóse en Egipto,  

 

 

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18


 

  Hasta que se levantó otro rey en Egipto que no conocía á José.  

 

 

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19


 

  Este, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató á nuestros padres, á fin de que pusiesen á peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación.  

 

 

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20


 

  En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fué agradable á Dios: y fué criado tres meses en casa de su padre.  

 

 

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21


 

  Mas siendo puesto al peligro, la hija de Faraón le tomó, y le crió como á hijo suyo.  

 

 

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22


 

  Y fué enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y hechos.  

 

 

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23


 

  Y cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino voluntad de visitar á sus hermanos los hijos de Israel.  

 

 

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24


 

  Y como vió á uno que era injuriado, defendióle, é hiriendo al Egipcio, vengó al injuriado.  

 

 

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25


 

  Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido.  

 

 

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26


 

  Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por que os injuriáis los unos á los otros?  

 

 

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27


 

  Entonces el que injuriaba á su prójimo, le rempujó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros?  

 

 

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28


 

  ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al Egipcio?  

 

 

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29


 

  A esta palabra Moisés huyó, y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.  

 

 

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30


 

  Y cumplidos cuarenta años, un ángel le apareció en el desierto del monte Sina, en fuego de llama de una zarza.  

 

 

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31


 

  Entonces Moisés mirando, se maravilló de la visión: y llegándose para considerar, fué hecha á él voz del Señor:  

 

 

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32


 

  Yo soy el Dios de tus padres, y el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar.  

 

 

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33


 

  Y le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.  

 

 

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34


 

  He visto, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el gemido de ellos, y he descendido para librarlos. Ahora pues, ven, te enviaré á Egipto.  

 

 

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35


 

  A este Moisés, al cual habían rehusado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? á éste envió Dios por príncipe y redentor con la mano del ángel que le apareció en la zarza.  

 

 

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36


 

  Este los sacó, habiendo hecho prodigios y milagros en la tierra de Egipto, y en el mar Bermejo, y en el desierto por cuarenta años.  

 

 

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37


 

  Este es el Moisés, el cual dijo á los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; á él oiréis.  

 

 

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38


 

  Este es aquél que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sina, y con nuestros padres; y recibió las palabras de vida para darnos:  

 

 

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39


 

  Al cual nuestros padres no quisieron obedecer; antes le desecharon, y se apartaron de corazón á Egipto,  

 

 

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40


 

  Diciendo á Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque á este Moisés, que nos sacó de tierra de Egipto, no sabemos qué le ha acontecido.  

 

 

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41


 

  Y entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se holgaron.  

 

 

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42


 

  Y Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?  

 

 

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43


 

  Antes, trajisteis el tabernáculo de Moloch, Y la estrella de vuestro dios Remphan: Figuras que os hicisteis para adorarlas: Os transportaré pues, más allá de Babilonia.  

 

 

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44


 

  Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios, hablando á Moisés que lo hiciese según la forma que había visto.  

 

 

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45


 

  El cual recibido, metieron también nuestros padres con Josué en la posesión de los Gentiles, que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;  

 

 

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46


 

  El cual halló gracia delante de Dios, y pidió hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.  

 

 

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47


 

  Mas Salomón le edificó casa.  

 

 

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48


 

  Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano; como el profeta dice:  

 

 

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49


 

  El cielo es mi trono, Y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo?  

 

 

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50


 

  ¿No hizo mi mano todas estas cosas?  

 

 

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51


 

  Duros de cerviz, é incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo: como vuestros padres, así también vosotros.  

 

 

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52


 

  ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? y mataron á los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;  

 

 

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53


 

  Que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.  

 

 

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54


 

  Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones, y crujían los dientes contra él.  

 

 

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55


 

  Más él, estando lleno de Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vió la gloria de Dios, y á Jesús que estaba á la diestra de Dios,  

 

 

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56


 

  Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está á la diestra de Dios.  

 

 

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57


 

  Entonces dando grandes voces, se taparon sus oídos, y arremetieron unánimes contra él;  

 

 

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58


 

  Y echándolo fuera de la ciudad, le apedreaban: y los testigos pusieron sus vestidos á los pies de un mancebo que se llamaba Saulo.  

 

 

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59


 

  Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu.  

 

 

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60


 

  Y puesto de rodillas, clamó á gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.  

 

 

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Hechos 8

 

 

 

 

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